Ocho expresidentes de Costa Rica desde 1986, rechazaron este miércoles, por medio de una carta, la comparación que hizo el Presidente Rodrigo Chaves, la semana anterior, quien calificó al país como una "dictadura perfecta".
Las afirmaciones de Chaves se hicieron durante una gira en La Fortuna de San Carlos. En su mensaje, el Presidente dijo: "¿Qué no tenemos, digo yo, los ticos para ser felices? Excepto modorra, corrupción, feudos, la dictadura perfecta de 75 años, y es que fueron unos arrechos, perdónenme la palabra, nos hicieron pensar que esto era totalmente de nosotros, cuando únicamente dejaron que fuera parcialmente de nosotros".
El documento está firmado por Óscar Arias Sánchez (1986-1990 y 2006-2010), Rafael Ángel Calderón Fournier (1990-1994), José María Figueres (1994-1998), Miguel Ángel Rodríguez Echeverría (1998-2002), Abel Pacheco de la Espriella (2002-2006), Laura Chinchilla Miranda (2010-2014), Luis Guillermo Solís Rivera (2014-2018) y Carlos Alvarado Quesada (2018-2022).
"Equiparó a Costa Rica con países como Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros, donde las y los ciudadanos no eligen libremente a sus gobernantes, donde existen presos políticos, donde no hay libertad económica, donde la libertad de expresión se castiga, entre muchas otras condiciones de represión que avergüenzan a la humanidad. Este tipo de declaraciones deben rechazarse", señalaron.
En el manifiesto los exmandatarios defendieron la democracia costarricense asegurando que ha tenido una sólida trayectoria y destacaron que es reconocida internacionalmente.
“Lo que se impone hoy es deponer las banderas partidistas, evitar los ataques y descalificaciones a importantes órganos del Estado y, sobre todo, con la construcción de una peligrosa narrativa que tergiversa burdamente nuestra historia institucional, la que ha sido forjada en los mejores valores por parte de muchas generaciones de costarricenses”, manifestaron.
En su misiva, los expresidentes reconocieron que las democracias son imperfectas. Que la tarea de mejorarla es permanente y que su consolidación será siempre una tarea inacabada.
"Somos conscientes de que falta mucho, muchísimo por hacer para mejorar la calidad de vida de las y los ciudadanos y seguir fortaleciendo nuestra gobernabilidad. Pero la única vía para seguir construyendo un país más próspero e inclusivo es con apego a nuestros valores democráticos y perfeccionando las instituciones que hasta ahora nos han garantizado la transición ordenada del poder, el ejercicio de la autoridad en beneficio de las mayorías y una convivencia política y social mayormente pacífica. Desconocer lo mejor de nuestra historia y alterar la verdad de los hechos no sólo impedirá resolver los problemas que aún arrastramos, sino que los agravará", concluyeron.
La carta