Una nueva historia protagonizada por efectivos policiales demuestra cómo en lo simple está la belleza de la vida. Durante una patrulla rutinaria en Alajuela, dos oficiales de la Policía Municipal detuvieron su recorrido al notar que un grupo de niños estaba teniendo dificultades para hacer girar un trompo. Lejos de seguir su camino, los policías decidieron intervenir y ofrecer su ayuda.
Con paciencia y dedicación, los oficiales enseñaron a los niños cómo hacer girar el trompo correctamente, transformando un simple incidente en una experiencia educativa y divertida. En cuestión de minutos, lo que empezó como un desafío para los pequeños se convirtió en una fuente de alegría y aprendizaje.
Este gesto desinteresado de los oficiales no solo brindó una sonrisa a los niños, sino que también fortaleció el vínculo entre la comunidad y la policía. La acción demuestra que la labor policial va más allá de la protección, mostrando empatía y cercanía hacia los más jóvenes.
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