El huracán Beryl ha causado estragos en el sureste del Caribe, alcanzando la categoría 4 y dejando un rastro de destrucción sin precedentes. Después de tocar tierra en la isla de Carriacou, Beryl, impulsado por aguas cálidas récord, arrancó puertas, ventanas y techos de viviendas en toda la región.
A pesar de la magnitud del desastre, no se han reportado víctimas fatales ni heridos de inmediato, aunque las comunicaciones están interrumpidas en gran parte de la zona afectada. Las calles desde Santa Lucía hasta Granada están llenas de escombros, incluyendo zapatos, árboles, cables de electricidad derribados y otros restos dispersos por los vientos de hasta 240 kilómetros por hora, apenas por debajo de una tormenta de categoría 5.
La tormenta partió árboles de plátano por la mitad y causó la muerte de varias vacas que yacían en los pastos. Las casas de hojalata y madera contrachapada están ahora inclinadas de manera precaria, evidenciando la fuerza devastadora de Beryl.