La caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria ha provocado una respuesta militar contundente por parte de Israel, que ha lanzado ataques aéreos contra objetivos militares en todo el país y ha desplegado tropas en una zona desmilitarizada, algo que no ocurría en 50 años.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, calificó el colapso del régimen sirio como "un capítulo nuevo y dramático". Aunque Israel celebra la caída de Assad, un aliado cercano de Irán que permitió el paso de suministros a Hezbollah, el país se muestra preocupado por el ascenso de islamistas radicales en Siria, especialmente en las cercanías de los Altos del Golán, territorio ocupado por Israel.
En una rueda de prensa, el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Gideon Sa'ar, confirmó que los ataques aéreos han destruido instalaciones sirias que albergaban arsenales de armas químicas y misiles de largo alcance, con el fin de evitar que estos caigan en manos de grupos extremistas. Sa'ar subrayó la necesidad de tomar medidas de seguridad inmediatas, aunque advirtió que el futuro de la situación es incierto.
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