La financiera Desyfin ha sido declarada inviable, acumulando un patrimonio negativo de ¢6.700 millones, lo que ha impactado significativamente tanto a sus clientes como a sus socios. Laura Suárez, presidenta del Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero, afirmó que ni siquiera los accionistas han podido implementar un plan de rescate efectivo.
A pesar de que los socios habían discutido estrategias para recuperar la institución, la falta de elementos necesarios para la regularización ha llevado a la intervención de la entidad, que ocurrió el 13 de agosto. La deficiente gestión de la cartera de crédito, que alcanzaba los ¢125 mil millones en junio, es uno de los principales factores detrás de las pérdidas, que ya ascienden a ¢21.968 millones hasta agosto de 2024.
La situación se agrava con la caída de la suficiencia patrimonial, que se desplomó de un 10,3% en julio a -10,7% en agosto. Suárez destaca que, aunque la financiera posee activos valiosos, su recuperación de pasivos es vital para proteger a ahorrantes e inversionistas, evitando un proceso concursal que podría ser más perjudicial.
Este caso se suma a la reciente crisis de Coopeservidores, que resalta la fragilidad del sistema financiero costarricense y la importancia de la regulación adecuada para proteger los intereses de los clientes y socios.
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